La línea de base del proyecto Mujeres que Transforman, que se lleva a cabo en el departamento de Putumayo, mostró que solamente el 11% de las cerca de 1.800 mujeres encuestadas, se reconocían como víctimas de Violencia Basada en Género (VBG) en alguna de sus formas (violencia física, sexual, psicológica, económica o patrimonial). Y solamente el 39% de las mujeres que sí se consideraban víctimas de VBG, declararon haber acudido a alguna entidad para recibir atención. Este bajo porcentaje se debe a varios factores, entre ellos, el desconocimiento del marco legal que las ampara y de las rutas de atención para víctimas de VBG, la incorrecta evaluación de los casos y la normalización de este tipo de violencia por parte de las propias víctimas y de su entorno, sumado todo ello a los insuficientes y no siempre adecuados mecanismos institucionales y comunitarios para orientar y atender a las víctimas y para crear conciencia sobre sus derechos.
En este escenario el proyecto Mujeres que Transforman ha desarrollado desde 2020 un proceso de fortalecimiento de capacidades sobre prevención, detección y atención primaria a mujeres víctimas de VBG, dirigido a lideresas comunitarias de organizaciones sociales y productivas ubicadas en los municipios de Puerto Asís, Puerto Caicedo, Puerto Guzmán, Mocoa, Orito, San Miguel y Valle del Guamuez. En este proceso se han capacitado 25 mujeres pertenecientes a 17 organizaciones quienes, con el acompañamiento técnico recibido, crearon e implementaron sus propias metodologías para la réplica de la formación, con herramientas y soportes adaptados y confeccionados para facilitar la comprensión por parte de las mujeres y hombres de sus comunidades. Hasta la fecha han realizado de manera autónoma seis jornadas de sensibilización en veredas y comunidades en que tenían conocimiento de casos de VBG, en las que han participado un total de 100 mujeres y 4 hombres.
Al tener mayor conocimiento de sus derechos, las mujeres participantes en las réplicas han ido liberándose del miedo a abordar el tema, tanto en público como en sus casas, fomentando el análisis de sus propias situaciones frente a la VBG.
“Antes les pegaban los maridos, les dejaban sin dientes, sin ojos a cualquier hora que llegarán los hombres con su borrachera. Ahora, el hombre lo piensa dos veces porque las mujeres se hacen respetar con sus derechos, ellas se defienden a su manera no de golpe, sino de diálogos”, dice la Presidenta de una asociación de mujeres de Valle del Guamuez.
Otros cambios significativos identificados son una menor culpabilización de las víctimas, a la par del incremento de la confianza y la solidaridad entre las mujeres. También se ha logrado que las mujeres sepan a quién acudir (a la lideresa capacitada), denunciando los casos de violencia de los que ellas o sus vecinas son víctimas, e incrementándose el número de mujeres que se suman a esta red de apoyo comunitario.
Además de las réplicas, las lideresas han puesto en marcha estrategias para llegar a un espectro más amplio de población en sus comunidades. Así, por ejemplo, en Puerto Guzmán han hecho una alianza con la emisora de radio local para llegar también a mujeres de poblaciones más aisladas o mujeres en situación de analfabetismo, y han trabajado con jóvenes de instituciones educativas del municipio para sensibilizar sobre los tipos de violencia e informar de las rutas de atención, con el propósito de contribuir a una mayor conciencia y compromiso en torno a la problemática entre las nuevas generaciones. Como resultado de este proceso se observa una mayor capacidad en las comunidades para reconocer y categorizar los tipos y niveles de VBG y una disminución de su normalización, de forma tal que las lideresas formadas han atendido hasta la fecha un total de 63 mujeres, fundamentalmente en Puerto Guzmán, Orito y Valle del Guamuez, de las cuales 45 fueron remitidas a las duplas de género (psicólogas y abogadas profesionales).
“Hoy en día la gente sabe que se debe denunciar [los casos de VBG], en nuestro pueblo y en el municipio hubo mucha violencia de la guerra y de los grupos al margen de la ley. Y las mujeres pensaban que las violencias en sus hogares no era una violencia por la cual se podía poner denuncia”, explica una lideresa del municipio de Orito.
La atención que brindan las lideresas consiste fundamentalmente en información y orientación sobre los derechos de las víctimas y las rutas de atención existentes en el territorio y, cuando se considera necesario, una primera atención psicosocial (estabilización emocional), todo ello en un clima de confianza y de privacidad para las víctimas. Además, llevan un registro y seguimiento de los casos, facilitando información cabal a las duplas de género que evita la revictimización, al no verse obligada la víctima a repetir su relato traumático.
“Con las fichas ya tenemos información clara [de los casos de VBG que derivan las lideresas], no volvemos a preguntar. Detallan bien, tal día, tal hecho, ya todo está”, explica la psicóloga de una de las duplas de atención.
En definitiva, con las acciones desarrolladas por el proyecto Mujeres que Transforman con lideresas comunitarias, se están dejando capacidades instaladas en el territorio para prevenir, identificar y brindar una primera atención a las víctimas de VBG, incluyendo la remisión pertinente y cualificada de los casos al siguiente estadio de la ruta de atención.
Esta reseña de caso, que contribuye al Pilar 3 del Fondo Europeo para la Paz: Inclusión poblacional: jóvenes, mujeres y grupos étnicos, fue publicada en el XV Informe de seguimiento del Fondo Europeo para la Paz (abril – junio de 2022), y refleja algunos de los logros del proyecto Mujeres que Transforman, ejecutado por Conexión ICCO, en consorcio con la Alianza Departamental de Mujeres Tejedoras de Vida de Putumayo, la Gobernación de Putumayo, y las Alcaldías de Mocoa, Orito, Puerto Asís, Puerto Caicedo, Puerto Guzmán y Valle del Guamuez. El texto está basado en documentación facilitada por el proyecto y en entrevistas a miembros de su equipo y a actores clave del proceso, algunos de cuyos testimonios se recogen en cursiva.
Sobre el Fondo Europeo para la Paz
El Fondo Europeo para la Paz es un mecanismo de cooperación de la Unión Europea creado para acompañar al gobierno colombiano en la implementación del Acuerdo de Paz, con énfasis en el Punto 1 de Desarrollo Rural Integral y Punto 3 en lo que concierne a la reincorporación de la población excombatiente de las FARC-EP a la vida civil. En el marco del Fondo se han puesto en marcha 31 intervenciones mediante las cuales se pretende contribuir a la reconciliación de la sociedad colombiana, a la reincorporación social y económica de excombatientes, a la equidad de género y la inclusión de sectores vulnerables de la población, al desarrollo rural sostenible e incluyente, y a la presencia legitimadora de Estado y la gobernanza local. La cobertura geográfica de las diferentes acciones del Fondo abarca 26 departamentos y 150 municipios del país.