La reconciliación de la población firmante del Acuerdo de Paz y las comunidades en torno a las cuales se asienta dicha población viene determinada por numerosas variables, y en territorios con gran diversidad cultural, como es el caso de Guaviare con la presencia de 15 etnias indígenas y población afrodescendiente, la dimensión intercultural juega un papel fundamental. Antes de la firma del Acuerdo de Paz en Guaviare operaban cuatro frentes de las FARC-EP, ahora en la región se encuentran aproximadamente 500 personas en proceso de reincorporación de las cuales, según datos de la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN) con fecha de mayo 2020, 353 residen en los dos Antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (AETCR) ubicados en las veredas de Colinas y Charras, y alrededor de 70 personas de estos AETCR se reconocen como indígenas pertenecientes a las etnias sikuani, tukano, nukak y jiw.
En este contexto el proyecto Amazonía Joven Guaviare ha incorporado el respeto y consideración de la cosmovisión indígena como parte consustancial de su acompañamiento a los procesos de reconciliación, construyendo de manera empírica una hoja de ruta sustentada en la secuencia metodológica ‘conocer-reconocer-llegar a acuerdos’, que está conformada por las siguientes etapas: 1) Renacer ancestral (origen de la vida); 2) Memoria histórica del conflicto y su incidencia en los pueblos indígenas; 3) Derechos humanos y derecho indígena; 4) Genealogía de los excombatientes; 5) Educación propia e intercultural; y, 6) Construcción de acuerdos para afianzar las relaciones con la población reincorporada.
Ante la escasez de metodologías y herramientas para abordar la reconciliación y reincorporación desde la dimensión étnica e intercultural, reconocida por la propia ARN, este protocolo de intervención constituye una contribución relevante del proyecto a la construcción de paz, y así es reconocido por autoridades en la materia como el Defensor Delegado para Indígenas y Minorías Étnicas de la ONU: “Fui testigo de la reconciliación y profundo perdón entre un reincorporado indígena y un miembro del ejército durante uno de los eventos a mediados de 2019, después de recordar que se enfrentaron en el Municipio de Miraflores (Guaviare). Por eso, ejercicios prácticos, pertinentes y concretos como estos, sirven de referencia para una verdadera reconciliación, sin mucho formalismo, pero de gran efectividad”.
Las comunidades indígenas locales han escuchado, orientado y acogido a los indígenas reincorporados de acuerdo a la cosmovisión propia de cada etnia, acompañándoles en el proceso de reconstrucción de su identidad, “para reconciliarme con otros, debo reconciliarme conmigo mismo, si me autoidentifico, reconozco al otro e interactuó con otros con respeto”. Después de este acercamiento algunos indígenas han retornado a sus resguardos y otros han optado por permanecer en los AETCR pero siempre orientados por sus etnias de origen para recuperar su lengua materna, sus tradiciones (bailes, juegos autóctonos, artesanías), sistemas productivos y estructuras organizativas, “ya 20 reincorporados indígenas estamos hablando lengua propia (cubeo, tukano, desano, wanano, curripaco y sikuani), acompañados de nuestras comunidades originales, pues reconocen que hacemos parte de ellos”.
Dentro de este proceso de reencuentro con la identidad cultural, en los AETCR se han establecido chagras (sistema de cultivo indígena) en torno a las cuales están recuperándose conocimientos y prácticas agrícolas tradicionales, y también formas de preparación y consumo de alimentos que están contribuyendo a cambiar la mentalidad de una seguridad alimentaria dependiente por una soberanía alimentaria asociada a la cosmovisión de la etnia de origen.
Otro gesto que evidencia el acercamiento entre población reincorporada y comunidades indígenas se ha producido durante el periodo de confinamiento por la pandemia de Covid 19. La población indígena del AETCR de Colinas donó productos cosechados en sus chagras a la comunidad sikuani que, ante la imposibilidad desplazarse para recolectar alimentos, se encontraba en una situación muy precaria.
Ampliando la mirada de la reconciliación al conjunto de habitantes del territorio (campesinado, indígenas y afrodescendientes), el proyecto Amazonía Joven Guaviare ha generado cambios en los imaginarios y paradigmas existentes en la población en reincorporación respecto a las comunidades aledañas y viceversa. Se está contribuyendo a debilitar las percepciones que generaban distanciamiento y desconfianza, y las actividades lúdicas y recreativas están ayudando a afianzar la convivencia, “La comunidad X en el pasado tuvo fuerte presencia paramilitar, así que como reincorporados teníamos miedo de esa comunidad y esa comunidad, tenía miedo de nosotros, pero se rompió el tabú y los imaginarios que teníamos. Ahora tenemos equipos mixtos para jugar fútbol y microfútbol en la región y fuera de ella”.
Asimismo, se constata la aceptación de nuevos liderazgos provenientes de la población en proceso de reincorporación. Es el caso del dinamizador cultural del AETCR de Colinas que también desarrolla sus labores en las veredas aledañas, para cuyos pobladores ha dejado de ser un excombatiente y ahora es reconocido como el ‘Profe’ que les acompaña en las actividades culturales.
O bien el caso del dinamizador deportivo del AETCR de Charras, ganador del premio “Mejor monitor de paz en Colombia 2019” otorgado por el Ministerio de Deporte, que viene trabajando junto con las comunidades del entorno en la constitución legal de un club deportivo para acceder a competencias regionales y nacionales.
La creación de vínculos comerciales entre población en proceso de reincorporación y comunidades aledañas es otro de los cambios que se evidencian. Son habituales los ejercicios de comercialización e intercambio de productos entre comunidades campesinas, indígenas y reincorporados, destacándose que la población de los AETCR ha llegado a un acuerdo con la ARN para que la adquisición de determinados alimentos de la canasta básica se realice en las comunidades del entorno mediante un proceso de rotación de compras a diversas familias; estas transacciones suponen un promedio de 20 millones de pesos quincenales (precios año 2020).
Y las iniciativas para demandar servicios de interés común ante las instituciones públicas, son otra muestra a destacar del acercamiento y la convivencia que se ha ido construyendo entre población en reincorporación y comunidades del entorno. De manera conjunta se han realizado gestiones ante la Secretaría Departamental de Salud para recibir brigadas de salud y para la construcción y dotación de un centro de salud, y también ante la Alcaldía Municipal de San José del Guaviare para el mejoramiento de vías terciarias.
Esta reseña de caso, que contribuye al Pilar 1 del Fondo Europeo para la Paz: Reconciliación y disminución del conflicto, fue publicada en el VII Informe de seguimiento del Fondo Europeo para la Paz (julio – octubre 2020), y refleja algunos de los logros del proyecto Amazonía Joven Guaviare, ejecutado por FAO en consorcio con Hilsfwerk Austria y otros socios. El texto está basado en documentación facilitada por Hilsfwerk Austria y en entrevistas a miembros de su equipo y a actores clave del proceso, algunos de cuyos testimonios se recogen en los párrafos en cursiva.
Sobre el Fondo Europeo para la Paz
El Fondo Europeo para la Paz es un mecanismo de cooperación de la Unión Europea creado para acompañar al gobierno colombiano en la implementación del Acuerdo de Paz, con énfasis en el Punto 1 de Desarrollo Rural Integral y Punto 3 en lo que concierne a la reincorporación de la población excombatiente de las FARC-EP a la vida civil. En el marco del Fondo se han puesto en marcha 31 intervenciones mediante las cuales se pretende contribuir a la reconciliación de la sociedad colombiana, a la reincorporación social y económica de excombatientes, a la equidad de género y la inclusión de sectores vulnerables de la población, al desarrollo rural sostenible e incluyente, y a la presencia legitimadora de Estado y la gobernanza local. La cobertura geográfica de las diferentes acciones del Fondo abarca 26 departamentos y 147 municipios del país.