Es imposible no fijarse en el imponente food truck de Anfitriones para la Paz que rueda por las carreteras de Putumayo. Es mucho más que un camión de servicio culinario o de venta de comida. Lo que allí se cocina, alimenta la esperanza de cientos de jóvenes de algunos de los municipios más afectados por el conflicto.
El street food o comida callejera es hoy un fenómeno de moda en algunas regiones de Colombia. Entre las decenas de food trucks que existen en el país, hay unos que llaman especialmente la atención, y no solo por sus colores, el aroma, el mesón donde un grupo de impecables jóvenes emplatan sofisticados alimentos preparados con productos de la Amazonía colombiana, sino por lo que allí se cocina.
Se trata de unos food trucks donde decenas de jóvenes se dan cita para cocinar la paz, con el fin de alimentar la esperanza de varios municipios afectados por el conflicto. Son en realidad escuelas móviles de gastronomía que hacen parte de Ruralpaz, un proyecto de paz financiado por el Fondo Europeo para la Paz e ICCO Cooperación, teniendo en cuenta que había cientos de jóvenes que no podían ir a una escuela culinaria, y gracias a este proyecto la escuela llegó a donde ellos estaban.
Los cocineros de la Paz
Asegura César Duque, coordinador de Anfitriones para la Paz del proyecto RuralPaz, que lo que buscan es capacitar a jóvenes en gastronomía, hotelería y hospitalidad, no solo para promover el turismo en Nariño y Putumayo sino también para brindar oportunidades a jóvenes y promover el comercio de los productos de la zona. “Esto contribuye a la paz de Colombia porque materializa los sueños de los estudiantes y conecta el ser con el hacer a través de alimentos tradicionales. Es mucho más que un proyecto culinario porque detrás de cada plato está la historia de una región”, afirma. Actualmente tienen dos food trucks que ruedan por carreteras de Putumayo y Nariño.
Para Diego Rosero, un joven de putumayo, el programa Anfitriones para la Paz se ha convertido en una herramienta para mostrar que Putumayo es mucho más que malas noticias: “Yo soy un Anfitrión para la Paz, y lo que hago es mostrar a través de mi trabajo que en esta región tenemos cosas importantes, que no somos lo que la gente piensa. Putumayo es una tierra muy hermosa que vale la pena visitar, tenemos paisajes, flora, fauna y una comida espectacular”.
Diego se considera un cocinero de la paz; afirma que consolidarla es parecido a preparar un muy buen plato y no solo porque se necesita sumar ingredientes: “Cada alimento tiene un sabor que puede intensificarse si hace parte de algo más grande; de esa misma manera se cocina la paz, porque todos somos parte de un enorme plato que se llama proceso de paz. Hay que tener en cuenta que, como en la cocina, hay que mezclar, revolver, y estar en constante movimiento”.
Ya son 51 los jóvenes graduados en este programa de Anfitriones para la Paz y hay 509 en proceso de graduación. Jóvenes que, como dice María Alejandra Cortés -una de las maestras-, eran diamantes en bruto que solo necesitaban una oportunidad para brillar con luz propia con el fin de ayudar a visibilizar un territorio que tiene mucho para mostrar.
“Nos estamos preparando para dar a conocer nuestra tierra, nuestros productos amazónicos lo cuales queremos mostrar a nivel mundial”, afirma la anfitriona Milena López, quien considera que este tipo de proyectos ayudan a pequeños agricultores locales, porque promueven el comercio de productos tradicionales, con los que hoy estos jóvenes preparan sofisticadas recetas.
Entrar a uno de los food trucks de Anfitriones para la Paz, permite evidenciar que la consolidación de la Paz sí se está cocinando. Con estos ingredientes: ánimo, entusiasmo, voluntad y trabajo en equipo, cientos de jóvenes de municipios afectados por el conflicto hoy le apuestan a la transformación de sus territorios y a promover gastronomía y turismo local. Su plato ya está servido; ahora solo necesitan colombianos que quieran darles la oportunidad de aplicar lo que han aprendido y que quieran animarse a probar los sabores de la paz.
Sobre el Fondo Europeo para la Paz
Es un mecanismo de cooperación de la Unión Europea, que tiene entre sus objetivos apoyar a Colombia en el desarrollo rural integral de las zonas más afectadas por el conflicto y apoyar la reincorporación social y económica de las víctimas y de excombatientes, en el marco de la implementación del Acuerdo de Paz. Fue creado en diciembre de 2016 y cuenta con 121,6 millones de euros (más de 420 mil millones de pesos) para apoyar proyectos de Paz en 94 municipios de Colombia.