Las cifras de acceso a la educación en zonas rurales del país son preocupantes. En las regiones más apartadas, el 62% de la población joven no accede a la formación media; en 2016 tan solo el 1% de las matrículas universitarias provenían del campo. A pesar de que el proceso de construcción de paz busca brindar mayores oportunidades educativas en las zonas rurales, especialmente en las más afectadas por la violencia, el acceso a la formación en estos territorios no está garantizado y es “deficitario”. Además, el desarrollo acelerado de las tecnologías exige avanzar en procesos de formación digital. En este escenario, el proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente (MIA), ejecutado por APCO (Acción Popular Cultural), ha implementado Escuelas Digitales Campesinas (EDC), con el fin de promover la inclusión social, cultural, productiva y digital de las mujeres reincorporadas en los antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (AETCR) y en otros entornos de reincorporación del Chocó y Caquetá, junto con mujeres de las comunidades aledañas.
Este modelo innovador de alfabetización digital usa la convergencia de medios como método, es decir, se apoya en gran variedad de medios formativos al alcance de las usuarias de manera que cada quien use el más accesible o el que le facilite el aprendizaje (radio, celular, WhatsApp, videos, televisión, cartillas, computador con internet on line y off line/memorias USB). Los cursos de las EDC comprenden áreas fundamentales para la formación y el desarrollo integral como: 1) alfabetización digital, 2) conocimiento del medio, 3) asociación y empresa y liderazgo, 4) adaptación al cambio climático, paz y convivencia, y 5) comunicación y periodismo rural. También cursos específicos de carácter productivo, que responden a necesidades o intereses particulares de las estudiantes y a la vocación productiva de las regiones.
Por otra parte, la pandemia generada por Covid 19, despertó aún más el interés en el proceso de formación de las EDC, pues se convirtió en el eje fundamental para el desarrollo de competencias y habilidades laborales, productivas y de otras áreas del conocimiento.
La apropiación tecnológica de las mujeres formadas ha derivado en que 118 participantes[1] de las EDC desarrolladas hasta el momento en Chocó y Caquetá, continúen fortaleciendo de forma espontánea sus conocimientos sobre alfabetización digital, asociatividad y emprendimiento, comunicación y periodismo rural. Estas mujeres encontraron en las TIC herramientas que les han abierto infinidad de posibilidades para movilizar sus capacidades y gestionar alianzas, acceder a educación formal (básica, tecnológica y universitaria) y no formal en línea; así como hacer trámites con entidades. Incluso las ha incentivado a afrontar uno de los mayores retos que aún persiste en las zonas rurales: la conectividad. Varias lideresas formadas en las EDC han gestionado alianzas y recursos (dentro y fuera de la comunidad), para establecer puntos de internet y dotación de computadores que les permita continuar con sus procesos formativos, interactuar con las instituciones, etc., tomando conciencia de la conectividad como un servicio a favor de la comunidad.
La iniciativa ha contribuido asimismo a potenciar el liderazgo de las mujeres rurales con mayores capacidades y habilidades, y empoderarlas para el trabajo organizativo y comunitario, de cara al desarrollo de sus propios planes de vida y el bienestar de sus comunidades. Anyela Patricia Cardozo Plaza, del AETCR de Miravalle (San Vicente del Caguán) mujer en proceso de reincorporación y facilitadora del proyecto, señala: “Las EDC nos formaron y ahora sabemos buscar en internet temas que nos ayudan a mejorar nuestros emprendimientos, procesos educativos, gestionar proyectos para la comunidad y manejar aspectos administrativos de las organizaciones de las cuales hacemos parte, así como buscar temas que nos ayudan a ser mejores personas, madres y lideresas”.
Muchos de los cambios generados en las participantes de las EDC se ven reflejados a nivel individual, familiar y comunitario Estas mujeres le apuestan a ser profesionales y a la participación en ejercicios democráticos, contribuyendo a la reconstrucción del tejido social gracias a la reconciliación con las comunidades aledañas y a la motivación para disminuir la estigmatización hacia las personas reincorporadas. Cristina Quintero, del AETCR Miravalle (San Vicente del Caguán, Caquetá), comprometida con la construcción de paz que ha resignificado su proyecto de vida desde el campo de la comunicación y la salud, terminó su bachillerato y actualmente es postulante para una beca de medicina en Cuba. Además de formaciones complementarias para desempeñarse como técnica en auxiliar de enfermería (lidera brigadas de salud con el hospital San Rafael del Municipio de San Vicente del Caguán), fue seleccionada como dinamizadora para acompañar un proyecto de comunicaciones en la Zona de Reserva Campesina de El Pato, creando con un grupo de personas de la zona la primera escuela de audiovisuales “Voces del Pato”, la cual tiene como visión principal formar personas de la comunidad en el área de comunicaciones, especialmente a las nuevas generaciones, y así contar con herramientas que les ayude a desarrollar su proyecto de vida.
Los procesos de formación posibilitaron asimismo que 20 lideresas se hayan vinculado a becas de formación como técnicas laborales agropecuarias, orientadas a generar procesos de innovación y competitividad socioeconómica local y regional en el sector rural, que desde ya están promoviendo emprendimientos que las involucran a ellas y a otras personas de sus comunidades.
Esta reseña de caso, que contribuye al Pilar 2 del Fondo Europeo para la Paz: Reincorporación de exintegrantes de la FARC-EP a la vida civil en lo económico y lo social, fue publicada en el IX Informe de seguimiento del Fondo Europeo para la Paz (enero – marzo de 2021), y refleja algunos de los logros del proyecto MIA: Mestiza, Indígena y Afrodescendiente, ejecutado por Acción Cultural Popular ACPO, en consorcio con la Diócesis de San Vicente del Caguán y la Registraduría Nacional del Estado Civil. El texto está basado en documentación facilitada por ACPO y en entrevistas a miembros de su equipo y a actores clave del proceso, algunos de cuyos testimonios se recogen en los párrafos en cursiva.
Sobre el Fondo Europeo para la Paz
El Fondo Europeo para la Paz es un mecanismo de cooperación de la Unión Europea creado para acompañar al gobierno colombiano en la implementación del Acuerdo de Paz, con énfasis en el Punto 1 de Desarrollo Rural Integral y Punto 3 en lo que concierne a la reincorporación de la población excombatiente de las FARC-EP a la vida civil. En el marco del Fondo se han puesto en marcha 31 intervenciones mediante las cuales se pretende contribuir a la reconciliación de la sociedad colombiana, a la reincorporación social y económica de excombatientes, a la equidad de género y la inclusión de sectores vulnerables de la población, al desarrollo rural sostenible e incluyente, y a la presencia legitimadora de Estado y la gobernanza local. La cobertura geográfica de las diferentes acciones del Fondo abarca 26 departamentos y 147 municipios del país.
[1] De una meta total de 210 mujeres en proceso de reincorporación y 60 mujeres de comunidades aledañas.