En el municipio de Manaure Balcón del Cesar se ubica el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Tierra Grata, donde 162 firmantes del Acuerdo de Paz llegaron en noviembre de 2016 para iniciar su proceso de reincorporación a la vida civil, con la expectativa de hacer realidad los compromisos del Acuerdo, pero también con temor al estigma y a no ser bien recibidos por las comunidades vecinas. La vereda más próxima, El Mirador, presentaba condiciones de vida precarias, con sus necesidades básicas insatisfechas ante el abandono por parte del Estado y con importantes afectaciones a causa del conflicto, al haber estado en una zona de confluencia de paramilitares, ejército, FARC-EP y otros actores armados. Con la firma del Acuerdo de Paz y el establecimiento del ETCR en la zona, víctimas, firmantes e instituciones del Estado comenzaron a interactuar en un mismo territorio.
El proyecto del Fondo Europeo para la Paz “Integración para la reconciliación”, implementado por FAO, inició sus labores en la zona teniendo como propósito la integración comunitaria y la reconciliación entre comunidad campesina y comunidad firmante de paz, a través de la construcción de una obra comunitaria. Adicionalmente, se incluyeron acciones de pedagogía de paz con la población de la vereda para sensibilizar sobre el Acuerdo de Paz y sobre la reincorporación de exintegrantes de las FARC-EP a la vida civil. Para definir la obra comunitaria a llevar a cabo, se identificaron y priorizaron las necesidades de cada una de las comunidades de manera separada, coincidiendo ambas en seleccionar el acceso al agua como la necesidad más urgente, frente a otras propuestas como un parque o un polideportivo. Una vez seleccionada la obra, se inició la ejecución que fue impulsada por dos lideresas, una de la vereda El Mirador y la otra del antiguo ETCR, circunstancia que facilitó la buena organización y el desarrollo de las actividades, pues el acceso al agua daba respuesta a una necesidad muy sentida por ellas al ser responsables de las labores del cuidado.
Una de las lideresas comenta que “entre mujeres somos más fáciles para entrar en diálogo. Empezamos a preguntarnos dónde cargas el agua, cómo haces para lavar la ropa, y cómo mandas al niño al colegio. Como mujeres nos marca mucho más esa preocupación por solucionar esas necesidades muy básicas, y que sin ellas sentimos que no somos capaces de continuar”.
La obra se ejecutó en nueve meses e implicó 1.100 jornales de mano de obra no cualificada aportados por la comunidad, la población firmante y el Ejercito Nacional. Adicionalmente, la Alcaldía aportó mano de obra calificada y la Policía seguridad durante el proceso. De la experiencia se resalta la importancia de los espacios que se generaron en torno a la obra, donde los diferentes actores pudieron compartir, revisar algunos imaginarios e ir avanzando en el acercamiento y la reconciliación.
“Al inicio se conformaban grupos de trabajo de firmantes y grupos de trabajo de la comunidad, y no se integraban; pero luego se organizó para que se mezclaran y en el camino se van dando las conversaciones, los chistes, las ollas comunitarias y así se va cambiando la perspectiva”. De esos espacios la población firmante destaca también una mayor capacidad de diálogo y resolución de conflictos, pues aprendieron a “recibir pronunciamientos fuertes de parte de las víctimas del conflicto, a respetar y no entrar en enfrentamientos”.
De esta forma, con el apoyo del proyecto, con el trabajo de ambas comunidades, y con la colaboración del Ejercito Nacional y de la institucionalidad local, se instaló una manguera de 8.8 km para conducir agua no potable desde el río Chiriaimo a la comunidad El Mirador y al antiguo ETCR de Tierra Grata. El resultado de este trabajo conjunto se inauguró con el Festival por el Arte y la Vida en noviembre de 2019, donde se visibilizó el proceso realizado y se reconoció el rol de todos los actores aportantes. Transcurridos casi cuatro años desde entonces, la comunidad de El Mirador y la comunidad de firmantes de paz continúan trabajando por la sostenibilidad del acceso al agua en el territorio. Se coordinan permanentemente para hacer mantenimiento y solucionar los daños en la manguera provocados por deslizamientos y otras incidencias que se presentan, especialmente en época de lluvia.
Una de las lideresas comenta que la organización para realizar el mantenimiento “funciona super fácil. A través de un grupo de WhatsApp nos coordinamos y cada 15 días se hace un recorrido para identificar fugas en la manguera, hacer la limpieza, la desinfección y el mantenimiento al desarenador y los captadores. Los costos nos los dividimos entre ambas comunidades”.
Además de facilitar el acceso al agua y de avanzar en la reconciliación y en la reincorporación comunitaria de las y los firmantes, el proyecto ha sido el estímulo de nuevas obras comunitarias conjuntas, como el mejoramiento del salón comunal. Las lideresas comparten la visión de que el trabajo comunitario debe orientarse al beneficio de ambas comunidades.
Una de ellas comenta que “hemos mantenido la convicción de que en lo que llegue por la implementación del Acuerdo, se buscará la posibilidad de sumar y compartir con las comunidades aledañas, y que esta experiencia, ese aprendizaje bonito y esas relaciones que hemos implementado sean de beneficio mutuo”.
El acceso al agua ha repercutido positivamente en la calidad de vida, pero también ha propiciado el acercamiento y la construcción de lazos de cooperación frente a intereses comunes entre dos comunidades enfrentadas por los acontecimientos de la historia reciente del país.
Esta reseña de caso, que contribuye al Pilar 1 del Fondo Europeo para la Paz: Reconciliación y disminución del conflicto, fue publicada en el XIX Informe de seguimiento del Fondo Europeo para la Paz (julio – septiembre de 2023), y refleja algunos de los logros del proyecto Integración para la Reconciliación, ejecutado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en consorcio con la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN). El texto está basado en documentación facilitada por el proyecto y en entrevistas a miembros de su equipo y a actores clave del proceso, algunos de cuyos testimonios se recogen en cursiva.
Sobre el Fondo Europeo para la Paz
El Fondo Europeo para la Paz es un mecanismo de cooperación de la Unión Europea creado para acompañar al gobierno colombiano en la implementación del Acuerdo de Paz, con énfasis en el Punto 1 de Desarrollo Rural Integral y Punto 3 en lo que concierne a la reincorporación de la población excombatiente de las FARC-EP a la vida civil. En el marco del Fondo se han puesto en marcha 31 intervenciones mediante las cuales se pretende contribuir a la reconciliación de la sociedad colombiana, a la reincorporación social y económica de excombatientes, a la equidad de género y la inclusión de sectores vulnerables de la población, al desarrollo rural sostenible e incluyente, y a la presencia legitimadora de Estado y la gobernanza local. La cobertura geográfica de las diferentes acciones del Fondo abarca 26 departamentos y 181 municipios del país.