Desde los andes amazónicos Coopmuscafé, una organización de caficultoras de Mocoa Putumayo, viajaron hasta la Plata, Huila para conocer toda la cadena productiva de las Rositas Coffee, quienes han enfocado la producción de café desde la asociatividad, la autonomía económica de las mujeres, el relevo generacional y la participación desde la siembra, la transformación y la comercialización. Hoy es una organización de mujeres diversas que tienen cultivos en 60 veredas de cuatro municipios del occidente del departamento del Huila.
Como parte del proceso de fortalecimiento de capacidades del proyecto Mujeres que Transforman, las mujeres caficultoras de Mocoa participaron de este intercambio de experiencias en el que, además de conocer de cerca la tecnificación y comercialización, compartieron diferentes espacios en los que las Rositas hablaron sobre sus procesos de transformación desde el hogar, su autonomía económica, la gobernanza en sus hogares, el liderazgo, la asociatividad, el impacto en el territorio y la construcción de paz.
Integrada por once mujeres y dos hombres, Coopmuscafé llegó con todas las expectativas. “Aprender para enseñar y mejorar”, dice en tono alto Margot López (presidenta de Coopmuscafé). Con actos de bienvenida y recorridos por varias fincas, inició la gira con la que se fortalecieron las capacidades de las mujeres en los diferentes eslabones de la cadena productiva de café en aspectos productivos, ambientales, organizacionales, institucionales, comerciales y con enfoque de género.
Quien abrió primero su cafetal durante esta gira fue Orfa Pajoy, quien, desde su finca, además de producir café tiene el beneficiadero (espacio donde se hace la transformación primaria del café) y también cuenta con un lavadero tecnificado que le permite ahorrar tiempo de trabajo y agua, pues para lavar 50 kilos de café solo se necesita 1 litro y medio de agua. “La tierra es escasa de materia orgánica entonces con la pulpa del café se hace abono que se aprovecha para los cultivos y se reduce el uso de fertilizantes químicos” agrega Orfa. También usan filtros verdes con pasto vetiver, una especie de cobertura vegetal que funciona como descontaminante de las aguas mieles (aguas residuales); este evita la erosión del suelo y sirve como alimento para los animales.
Un emprendimiento fortalecido desde el hogar
Y así como una taza de café se toma en familia, ser caficultora también ha sido una decisión que viene apoyada desde el hogar, pues las Rositas aprovecharon el espacio para recalcar lo importante que ha sido el apoyo de sus parejas, sus hijos e hijas y demás familiares, esto con el fin de promover su autonomía económica que a su vez contribuye a la economía familiar, lo cual se logra con acciones como la distribución de los roles del cuidado, el fortalecimiento de sus capacidades y toma de decisiones dentro del hogar. Tal situación la recuerdan como un proceso en el que las mujeres tuvieron que concertar y negociar con sus parejas para que tuviesen acceso a la tierra, logrando ser propietarias de ella, y es en la que hoy se gesta su empresa cafetera.
Al finalizar el primer día de la jornada Magdoly López, presidenta de la asociación Coopmuscafé compartió su deseo de “incentivar a las demás mujeres para que cultiven café, así sean 200 o 300 matas, pero bien cultivadas, pues es una buena rentabilidad. Así mismo resaltó la importancia de involucrar a otras profesiones a la asociación porque se va a necesitar de una ingeniera, una administradora, una psicóloga, una contadora, una comerciante, una comunicadora, porque ellas nos pueden orientar. Esto es crear un vínculo familiar, más que asociativo”.
“La tecnificación nos cambió la vida”
Cuando a Mercedes Pajoy la invitaron por primera vez a una reunión sobre igualdad y equidad de género, su reacción fue contundente, no entendía qué era equidad de género, y cualquier discurso acerca del tema le parecía una pérdida de tiempo. Hoy después de varios aprendizajes, es la promotora de género de las Rositas Coffee. Al igual que sus compañeras, es caficultora, dueña de sus tierras y sus cultivos, sin dejar de lado otros espacios para su formación, el autocuidado, la familia y otras actividades.
Entre tanto, durante la visita al centro de acopio, ubicado en el casco urbano de La Plata, Huila, la dinámica es distinta, allí desde muy temprano, Marisol Medina se prepara para recibir a los caficultores para pesar y seleccionar el café desde diferentes calidades. “Yo no puedo decir que el café está bueno porque lo veo bonito, pues eso solo lo puedo determinar cuando yo lo trillo”, dice Marisol, mientras toma grano por grano de la muestra. Junto a ella Marinela Otalora (caficultora e ingeniera agrónoma) describe este lugar como uno de los más relevantes, pues es “donde se ve reflejada la dedicación en los cultivos, la calidad del producto y el pago justo a quienes lo producen, sea hombre o mujer. El café es uno de los mejores negocios del mundo y de las producciones agroindustriales que genera más inclusión y oportunidades”.
Un acuerdo entre rosas y heliconias
Luego de dos días de intercambios, historias, prácticas y hasta muestras culturales, las Rositas Coffee le hicieron una invitación de gran relevancia a las caficultoras putumayenses, “nosotras le podemos vender nuestras chapolas o colinos de café y luego les compramos el café”, agrega Nelsy Saavedra, cofundadora y presidenta de la asociación, una mujer caficultora quien destaca cómo una rosa terminó siendo un ramillete de casi 300 rosas conformadas por mujeres campesinas, urbanas, indígenas y afrodescendientes de la región que pasaron de ser las amas de casa de los caficultores a ser las dueñas de sus cultivos, y hoy una de las empresas caficultoras más destacadas de la región.
Esta historia contribuye al Pilar 3 del Fondo Europeo para la Paz: Inclusión poblacional: jóvenes, mujeres y grupos étnicos. Si quieres conocer más sobre los pilares del Fondo, haz clic aquí
Sobre el Fondo Europeo para la Paz
El Fondo Europeo para la Paz es un mecanismo de cooperación de la Unión Europea creado para acompañar al gobierno colombiano en la implementación del Acuerdo de Paz, con énfasis en el Punto 1 de Desarrollo Rural Integral y Punto 3 en lo que concierne a la reincorporación de la población excombatiente de las FARC-EP a la vida civil. En el marco del Fondo se han puesto en marcha 31 intervenciones mediante las cuales se pretende contribuir a la reconciliación de la sociedad colombiana, a la reincorporación social y económica de excombatientes, a la equidad de género y la inclusión de sectores vulnerables de la población, al desarrollo rural sostenible e incluyente, y a la presencia legitimadora de Estado y la gobernanza local. La cobertura geográfica de las diferentes acciones del Fondo abarca 26 departamentos y 147 municipios del país.