La extracción de la piangua en los manglares del Pacífico nariñense es una actividad económica de supervivencia, desarrollada tradicionalmente de manera rudimentaria e informal por mujeres en situación de vulnerabilidad, que implica riesgos de accidentes durante la extracción y los desplazamientos a los manglares. Las malas prácticas, como la captura por debajo de la talla mínima legal y la sobre explotación, ponen en riesgo la sostenibilidad de este molusco, generando un daño ambiental. Las piangüeras venden la concha fresca en el puerto al precio que fija el comprador, y aunque es un alimento que puede considerarse de lujo en el mercado nacional e internacional, los beneficios económicos son muy limitados para quienes tienen este medio de vida.
En este contexto el proyecto PDT Nariño trabajó para mejorar y hacer más sostenible el sector piangüero, apoyando a FEDECONCHA, una organización de segundo nivel y a dos asociaciones: El Raizal de Bajito Vaquería y ASOCOEXPORTADORA, organizaciones de base conformadas mayoritariamente por mujeres. El proceso contribuyó a la mejora de aspectos organizacionales, productivos, comerciales y ambientales.
A nivel organizacional el proyecto acompañó la elección de la nueva junta directiva y la renovación mercantil en la Cámara de Comercio, así como la organización de los procesos y la distribución de tareas por comités de trabajo que responden a actividades en el manglar y en la sala de procesamiento; en la parte administrativa, el mejoramiento del registro del volumen recolectado y vendido diariamente. A nivel productivo, la intervención se orientó a promover Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) en el procesamiento de concha viva y a dar valor agregado al producto con la precocción y congelamiento tipo IQF (congelamiento rápido individual, por sus siglas en inglés). Para ello el proyecto también facilitó la adecuación de algunas áreas de la planta de FEDECONCHA, dotándola de equipamiento básico para el procesamiento y conservación del producto, y también de un termo King para transportar el producto en perfectas condiciones. Adicionalmente, y con el fin de facilitar las labores de extracción del molusco, se entregó a las organizaciones elementos de seguridad como guantes y botas, y una lancha con motor para facilidad en el transporte en el manglar.
En el ámbito comercial, se impulsó una estrategia de promoción de ventas centrada en dar visibilidad a la nueva oferta de productos (fresco y congelado) mediante la instalación de letreros anunciadores y de un punto de venta en la planta de procesamiento. Asimismo, se mejoró la presentación con una etiqueta con información sobre el proceso realizado con el producto. Desde la perspectiva ambiental y de sostenibilidad, el proyecto acompañó jornadas de recolección de semillas de las especies que conforman el manglar y la construcción de un vivero de plántulas. Uno de los principales logros es la ampliación del mercado, saliendo de los límites nariñenses: están vendiendo en Bogotá, Medellín, Cali y Ecuador, a través de una estrategia de comercialización colectiva liderada por FEDECONCHA en torno la concha precocida y congelada que se transporta en condiciones de máxima higiene y seguridad de los alimentos. Ofrecer un producto con valor agregado, que puede incorporarse en otros circuitos comerciales nacionales e internacionales, se traduce en mejores precios y clientes. Esto ha representado un aumento del precio de aproximadamente un 40%.
Una de las asociadas menciona “estamos más conformes y motivadas por la cuestión del comercio. Ahora tenemos mejores oportunidades porque el precio es mejor y la venta es más fija porque se hace por pedido y los clientes llegan a FEDECONCHA”. Y las piangüeras reconocen cambios en su economía familiar al contar con ingresos más estables. “Antes no alcanzaba ni para comprar el arroz. Ahora podemos sacar un porcentaje de lo que queda, se comparte y se hace el mercado para 10 o 15 días”.
Las organizaciones no solo han cualificado su actividad económica y mejorado los ingresos de sus asociadas, sino que además han incorporado hábitos como el ahorro periódico, creando un fondo colectivo con un porcentaje de las ganancias que puede llegar a ser del 30% en función de las ventas. Este fondo les ha permitido desarrollar actividades como la participación en ferias comerciales en Tumaco y Pasto, donde han podido mostrar sus productos y el potencial culinario que tienen, consiguiendo nuevos clientes y pedidos de comida preparada con piangua como tortas, empanadas, rellenas y ceviches, entre otros.
Adicionalmente, funciona como un mecanismo de garantía social para las asociadas, “porque hay muchas madres cabezas de familia que tienen que dejar los niños a otra persona, y se trata de dejarle algo a las cuidadoras. La lógica del fondo es poder brindar cualquier aporte y estar preparadas por si alguna necesita algo o se enferma”.
Por otro lado, las organizaciones han intensificado su aporte a la sostenibilidad de los manglares, reforestando el manglar y respetando la extracción talla mínima legal de la piangua. Cuando extraen conchas muy pequeñas las devuelven al medio hasta que se completan el proceso de crecimiento. Adicionalmente, realizan jornadas colectivas de reforestación en los manglares, donde recogen semillas y las siembran en las zonas más afectadas.
“Estamos sembrando como 10 áreas a modo de parcela. Donde está muy agotado entonces dejamos las plántulas del mangle. Unos se secan y otros sí brincan, entonces vamos a mirar una vez al mes o cada quince días”.
Con el trabajo constante, organizado y agregando valor al producto, las organizaciones piangüeras se están posicionando mejor en el mercado y de esta forma fortalecen sus economías familiares y mejoran su calidad de vida. La experiencia de las piangüeras nariñenses en un excelente ejemplo de esa productividad incluyente, con el foco puesto en la población más desfavorecida, y sostenible, tanto en la dimensión económica como ambiental, que se impulsa desde el Fondo.
Esta reseña de caso, que contribuye al Pilar 4 del Fondo Europeo para la Paz: Productividad sostenible e incluyente, fue publicada en el XIX Informe de seguimiento del Fondo Europeo para la Paz (julio – septiembre de 2023), y refleja algunos de los logros del proyecto PDT Nariño, ejecutado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo – AECID, en consorcio con Red Adelco, la Gobernación de Nariño, y las Alcaldías de Pasto, Ipiales y Tumaco. El texto está basado en documentación facilitada por el proyecto y en entrevistas a miembros de su equipo y a actores clave del proceso, algunos de cuyos testimonios se recogen en cursiva.
Sobre el Fondo Europeo para la Paz
El Fondo Europeo para la Paz es un mecanismo de cooperación de la Unión Europea creado para acompañar al gobierno colombiano en la implementación del Acuerdo de Paz, con énfasis en el Punto 1 de Desarrollo Rural Integral y Punto 3 en lo que concierne a la reincorporación de la población excombatiente de las FARC-EP a la vida civil. En el marco del Fondo se han puesto en marcha 31 intervenciones mediante las cuales se pretende contribuir a la reconciliación de la sociedad colombiana, a la reincorporación social y económica de excombatientes, a la equidad de género y la inclusión de sectores vulnerables de la población, al desarrollo rural sostenible e incluyente, y a la presencia legitimadora de Estado y la gobernanza local. La cobertura geográfica de las diferentes acciones del Fondo abarca 26 departamentos y 181 municipios del país.