El proyecto Territorios Caqueteños Sostenibles para la Paz, del Fondo Europeo para la Paz, puso en marcha nuevos procesos en medio de la situación por el Covid-19, para seguir apoyando a los/as beneficiarios/as a través de métodos diferentes de asesoría y asistencia.
Colombia se encuentra en situación de confinamiento desde el pasado 24 de marzo y poco a poco el Gobierno ha incorporado medidas de apertura a la actividad económica. Aunque el sector primario siempre ha contemplado excepciones, por su importancia neurálgica en el abastecimiento alimentario del país, se contaba con importantes restricciones al movimiento, lo que ha afectado considerablemente todas las tareas de cosecha, los procesos de acopio y transformación y las dinámicas de comercialización y acceso a mercados.
En definitiva, ha habido una disrupción generalizada de las cadenas productivas territoriales y de la vida social y comunitaria. En este contexto, desde el proyecto Territorios Caqueteños Sostenibles para la Paz (TCSP), financiado por la Unión Europea a través del Fondo Europeo para la Paz, se puso en marcha un proceso de diálogo técnico entre los diferentes componentes del proyecto, se conversó con los actores locales y se definieron cuatro grandes líneas de trabajo para este periodo de excepcionalidad:
1. #QuédateEnCasa
El proyecto ha mostrado su apoyo a la campaña #QuédateEnCasa, impulsada desde la institucionalidad y la sociedad civil. Esto ha supuesto la migración total del equipo técnico al modo “teletrabajo” y la suspensión de las reuniones presenciales programadas en este periodo. Sin embargo, y teniendo en cuenta que los agricultores han mantenido sus actividades de producción y manejo en las fincas, se diseñó una estrategia para mantener la asistencia técnica y la asesoría especializada a través de celular y nuevas tecnologías (en los casos en los que hay conectividad y disponibilidad). Esto ha permitido resolver dudas e inquietudes, hacer seguimiento al desarrollo de los sistemas productivos y mantener la asesoría y la transferencia de conocimiento de manera virtual. Esta dinámica de trabajo no se ha limitado únicamente al componente productivo, sino que también ha sido útil para mantener el contacto con las asociaciones de base, apoyando el diseño y desarrollo del proceso de Apoyo Financiero a Terceros (AFT) y las diversas actividades de fortalecimiento administrativo y organizacional.
2. Voces caqueteñas para la Paz
Se ha impulsado el programa “Voces caqueteñas para la paz” como una plataforma para la sensibilización social y la difusión de contenidos prácticos para la comunidad. Para ello, se diseñó una estrategia para desarrollar los programas a distancia y se migró hacia un modelo de producción desde los hogares, sin sacrificar calidad ni cobertura.
Ya se han publicado dos programas bajo este nuevo formato. El primero, sobre los retos personales, familiares y comunitarios generados por la situación del confinamiento. Este programa contó con la colaboración de un psicólogo profesional (técnico del componente social), y se dieron a conocer pautas y consejos para afrontar la situación actual y prevenir los problemas psicológicos y emocionales que se puedan derivar de ella. En la segunda edición, centrada en herramientas virtuales para los tiempos de crisis, se socializó la estrategia de seguimiento y apoyo a los beneficiarios que plantea TCSP, haciendo un recorrido por las nuevas tecnologías y en la necesidad de diversificar las formas de comunicación y asesoría. Asimismo, se debatió sobre el desafío de llegar a comunidades rurales aisladas, donde la señal y los dispositivos son muy limitados, y se plantearon formas de trabajo a nivel comunitario. En este sentido, la radio comunitaria representa un medio muy importante para sensibilizar, incluir y atender a las poblaciones rurales y dispersas.
3. Prepararse para lo que viene
En tercer lugar, y bajo una mirada prospectiva, se ha iniciado un debate al interior del proyecto sobre cómo prepararse para la etapa de desescalada y cómo reiniciar las visitas, reuniones, capacitaciones y asesorías contando con todas las medidas de protección y prevención necesarias. Para ello, se avanza en el diseño de protocolos de bioseguridad, es decir, procedimiento, equipos e insumos, que permitan mantener la atención personalizada y el apoyo a las poblaciones campesinas, quienes presentan altos niveles de vulnerabilidad e incidencia frente a la pandemia. Avanzar en un plan de dotación y actuación permitirá continuar, cuando se habilite la movilidad, con las actividades productivas y organizativas, sin poner en riesgo la salud del personal técnico ni de las comunidades participantes.
4. Seguimiento al mercado del cacao
En cuarto lugar, un seguimiento cercano al mercado nacional e internacional del cacao, producto lider del proyecto, y de las tendencias y disrupciones que pueda sufrir. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima una caída en el precio de los commodities y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL, considera que el valor de las exportaciones de la región caerá por lo menos en 10,7 % a lo largo de este año, debido a la disminución de los precios y a la contracción en la demanda agregada global. Teniendo en cuenta que el proyecto desarrolla en los próximos meses diferentes estrategias de comercialización y acceso a mercados, el análisis de la demanda y la adaptación ad hoc a la situación actual y al comportamiento de los clientes será fundamental para focalizarse en los nichos de mayor potencial e introducir los cambios estratégicos que se requieran. Para ello, se plantea la puesta en marcha de diferentes espacios de diálogo y análisis que permitan contar con diagnósticos y estrategias ad hoc.
En términos generales, a pesar de la situación de incertidumbre que ha generado la pandemia, el proyecto ha desarrollado un plan de adaptación y respuesta rápida que permita contribuir a la gestión de la crisis, reducir la vulnerabilidad de las comunidades y anticipar algunos de los impactos económicos y sociales que vendrán en los próximos meses.